Café y Ciencia
Café y Ciencia
Fco. Javier Chaín Revuelta
El café es verdadera fuente de inspiración científica. El intercambio y análisis de ideas alrededor de una taza de café da lugar a experimentos, propuestas de investigación y descubrimientos. En su discurso el Nobel de Física, 1988, Melvin Schwartz (The first energy neutrino experiment) confesó “La primera concepción del experimento tuvo lugar en 1959. El Departamento de Física de la Universidad de Columbia tenía una tradición de la "hora del café" en la cual se discutían intensamente los últimos problemas de la Física. En una de estas sesiones, el profesor T.D. Lee mantenía una discusión acerca de las posibilidades de investigar las interacciones débiles a altas energías, acerca de lo que podría hacerse alguna vez para desentrañar las interacciones débiles a altas energías del resto de las interacciones que tienen lugar cuando las partículas energéticas chocan con los blancos. Bebiendo café surgió el único rayo de esperanza con la expectativa de que las secciones eficaces características de las interacciones débiles crecían con el cuadrado de la energía del centro de masas.
El Premio Nobel de Fisiología y Medicina, 1962, James D. Watson (La doble hélice) escribió “Mientras tomaba su café de la mañana, Francis abrigaba, sin embargo, la esperanza de que quizá dispusiéramos ya de suficientes datos experimentales para determinar el resultado. Tal vez pudiéramos comenzar el juego con varios grupos de hechos completamente diferentes y, no obstantes, llegar a las mismas soluciones finales. Quizá lográramos resolver todo el problema concentrándonos, simplemente, en la forma más bella con que se arrolla una cadena polinucleótida. Después de tomar el café, Odile quiso saber si en el caso de que nuestro trabajo fuera tan sensacional como todo el mundo le decía, aún tendrían que exiliarse a Brooklyn. Quizá debiéramos quedarnos en Cambridge para resolver otros problemas de igual importancia” El Nobel de Química, 1996, Harold W. Kroto comentó “El legendario Steacie había dejado a los investigadores hacer la ciencia que ellos querían, ahora desgraciadamente -como en casi cualquier otro lugar- los administradores deciden que se debe hacer. Recuerdo que hice fácilmente amistad con otros investigadores postdoctorales que se congregaban cada mañana en el histórico despacho 1057, el lugar para tomar café. La atmósfera que allí se respiraba era bastante creativa”
Sir Arthur Lewis, Premio Nobel de Ciencias Económicas, 1979, escribe “Había buscado qué es lo que determina los precios relativos del acero y del café. El enfoque mediante la utilidad marginal no tenía sentido. El marco de Heckscher-Ohlin no se podía utilizar, ya que supone que las contrapartes tienen las mismas funciones de producción, cuando lo cierto es que el café no se puede cultivar en la mayor parte de los países que producen acero. Al principio de la Revolución industrial, los salarios reales en Gran Bretaña permanecieron constantes mientras los beneficios y el ahorro crecían. No cuadraba con el marco neoclásico, en el cual el incremento de la inversión debería producir un incremento en los salarios y una disminución en la velocidad de retorno del capital. Tomando café se me ocurrió que ambos problemas tenían la misma solución. Una "ilimitada oferta de trabajo" mantendrá los salarios bajos, produciendo café barato en el primer caso y altos beneficios en el segundo. Resultando una economía dual (nacional o mundial) en la que una parte es una reserva de trabajo barato para la otra. La oferta ilimitada de trabajo se deriva últimamente de la presión demográfica, por tanto es una fase del ciclo demográfico” (060429)
fjchain@hotmail.com
Fco. Javier Chaín Revuelta
El café es verdadera fuente de inspiración científica. El intercambio y análisis de ideas alrededor de una taza de café da lugar a experimentos, propuestas de investigación y descubrimientos. En su discurso el Nobel de Física, 1988, Melvin Schwartz (The first energy neutrino experiment) confesó “La primera concepción del experimento tuvo lugar en 1959. El Departamento de Física de la Universidad de Columbia tenía una tradición de la "hora del café" en la cual se discutían intensamente los últimos problemas de la Física. En una de estas sesiones, el profesor T.D. Lee mantenía una discusión acerca de las posibilidades de investigar las interacciones débiles a altas energías, acerca de lo que podría hacerse alguna vez para desentrañar las interacciones débiles a altas energías del resto de las interacciones que tienen lugar cuando las partículas energéticas chocan con los blancos. Bebiendo café surgió el único rayo de esperanza con la expectativa de que las secciones eficaces características de las interacciones débiles crecían con el cuadrado de la energía del centro de masas.
El Premio Nobel de Fisiología y Medicina, 1962, James D. Watson (La doble hélice) escribió “Mientras tomaba su café de la mañana, Francis abrigaba, sin embargo, la esperanza de que quizá dispusiéramos ya de suficientes datos experimentales para determinar el resultado. Tal vez pudiéramos comenzar el juego con varios grupos de hechos completamente diferentes y, no obstantes, llegar a las mismas soluciones finales. Quizá lográramos resolver todo el problema concentrándonos, simplemente, en la forma más bella con que se arrolla una cadena polinucleótida. Después de tomar el café, Odile quiso saber si en el caso de que nuestro trabajo fuera tan sensacional como todo el mundo le decía, aún tendrían que exiliarse a Brooklyn. Quizá debiéramos quedarnos en Cambridge para resolver otros problemas de igual importancia” El Nobel de Química, 1996, Harold W. Kroto comentó “El legendario Steacie había dejado a los investigadores hacer la ciencia que ellos querían, ahora desgraciadamente -como en casi cualquier otro lugar- los administradores deciden que se debe hacer. Recuerdo que hice fácilmente amistad con otros investigadores postdoctorales que se congregaban cada mañana en el histórico despacho 1057, el lugar para tomar café. La atmósfera que allí se respiraba era bastante creativa”
Sir Arthur Lewis, Premio Nobel de Ciencias Económicas, 1979, escribe “Había buscado qué es lo que determina los precios relativos del acero y del café. El enfoque mediante la utilidad marginal no tenía sentido. El marco de Heckscher-Ohlin no se podía utilizar, ya que supone que las contrapartes tienen las mismas funciones de producción, cuando lo cierto es que el café no se puede cultivar en la mayor parte de los países que producen acero. Al principio de la Revolución industrial, los salarios reales en Gran Bretaña permanecieron constantes mientras los beneficios y el ahorro crecían. No cuadraba con el marco neoclásico, en el cual el incremento de la inversión debería producir un incremento en los salarios y una disminución en la velocidad de retorno del capital. Tomando café se me ocurrió que ambos problemas tenían la misma solución. Una "ilimitada oferta de trabajo" mantendrá los salarios bajos, produciendo café barato en el primer caso y altos beneficios en el segundo. Resultando una economía dual (nacional o mundial) en la que una parte es una reserva de trabajo barato para la otra. La oferta ilimitada de trabajo se deriva últimamente de la presión demográfica, por tanto es una fase del ciclo demográfico” (060429)
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